En la ficción, el ambiente vive desde las primeras páginas. Los lugares no sólo se sienten muy reales sino que son dinámicos. Cambian. Y afectan a los personajes de la historia. Se convierten en metáforas; inclusive actores dentro de la trama. El ambiente puede ser un elemento poderoso en tu novela si lo sabes representar, ¿pero cómo lograrlo? Debes ir más allá de la mera descripción de objetos y cosas, más allá de la comida común, descubriendo los elementos que son únicos para tus personajes, integrándolos en una verdadera experiencia. Aquí te dejo algunos tips. 1. INTEGRA DETALLES Y EMOCIONES: Es la combinación de los detalles del ambiente en el que se encuentra el personaje, bien sea una habitación, una casa de veraneo, un parque o una plaza; y las emociones que siente el personaje al tocar la tela de una silla, el frío del cristal de la ventana, el sabor de la sal en los labios frente a la playa, recordando quizás la madre desaparecida, el hijo que espera, el padre agresivo. Ambos, detalles y emociones, hacen del ambiente un lugar vivo, especialmente por la manera en que el personaje vive la experiencia del lugar. 2. MIDE EL CAMBIO A TRAVÉS DEL TIEMPO: Hay otra manera de darle vida al ambiente y es medir el cambio de un lugar a través del tiempo. Claro que hay lugares que no cambian mucho, pero las personas que lo observan sí, y eso cambia la manera como se ve el lugar. 3. HAZ LA HISTORIA PERSONAL: Los novelistas de ficción histórica, siempre están pensando que hace que el período que narran en sus novelas, sea distinto a la actualidad. Investigan sin descanso esos detalles. Pero ¿cuáles detalles? Eso va a depender de tus personajes, ya que crear un sentido del tiempo, primero requiere filtrar el mundo a través de los ojos de tu personaje. Por ejemplo en El Príncipe y el Mendigo de Twain, el mendigo (John Canty) y el príncipe (Eduardo Tudor) tienen diferentes visiones de un mismo lugar, el Londres de 1547 y a medida que cada uno descubre el otro Londres, va cambiando el ambiente para ambos, ya que cada uno lo mira desde su propia perspectiva. 4. UTILIZA MARCADORES SENSORIALES: Nuestro cerebro responde con intensidad a las palabras que leemos en las páginas, especialmente las palabras que describen sensaciones. ¿Quién no se ha reído en voz alta o derramado lágrimas leyendo? ¿Cuántos de nosotros ha sentido su corazón paralizarse leyendo una escena de violencia o terror? Sí, las palabras pueden afectar tu cerebro, y el cerebro puede afectar el cuerpo, poderosamente. Como escritores, mientras más atrapemos al lector en mente, cuerpo y alma, más exitosos seremos. Desafortunadamente normalmente estamos tan absortos en escribir el desarrollo de la narración de la trama, acción y diálogo, que muchas veces olvidamos los sentidos. Es por esto que el marcador sensorial te ayudará a darla forma a las escenas que afectan a tus personajes. ¿Cuáles son estos marcadores sensoriales? a. VISTA: La vista es el sentido cardinal. Tanto así que las expresiones en las que usamos la visión, dominan nuestras figuras de habla. Decimos cosas como: “Punto de vista”, aún cuando me estoy refiriendo a la percepción del personaje. Decimos “Ya veo lo que quieres decir”. Para mejorar este aspecto de tu narrativa y darle forma a los “visuales” tienes que: ser específico. Por ejemplo “El sol es un láser gigante”; comparar: “El sol se sentó en el horizonte como un fiero cíclope”; Agrega un detalle que puede llevar la escena de mundana a interesante: Por ejemplo en vez de decir “El corredor terminó abruptamente”, dí “Un honorable mural del dos veces acusado Alcalde, entregando libros a los niños, finalizaba el corredor”. b. SONIDO: El mundo moderno nos abruma con tantos sonidos que muchas veces nos quedamos entumecidos y desconectados. Para mejorar el audio de tus descripciones puedes superponer los sonidos de la acción de la historia: Por ejemplo: “La tormenta se superponía sobre los disparos que atenuaban los chirridos del megáfono del Teniente que finalmente, disipaban los gritos de los asesinados; Selecciona un sonido para describir y mostrar como contribuye a ambientar la escena: “la lectura de la poesía de Pedro se interrumpía constantemente por el chirrido de la máquina de café expreso. Por último, si vas a representar un sonido onomatopéyico, desafía tu imaginación. Por ejemplo, si vas a decir que la pelota rebotaba en vez de decir: rebota, rebota, rebota, puedes decir: Kompf, Kompf, Kompf, ó pak, pak, pak. c. TACTO: Haz que tus personajes sientan el mundo a través del tacto. Usa toda la anatomía de tus personajes: Déjalos que sientan el ambiente a través de su piel, sus músculos, sus huesos. Por ejemplo: “Después de una hora caminando bajo el ardiente sol de Coro, mis hombros comenzaron a derretirse”. Deja que la acción sugiera un sentimiento: “Sintió el cansancio del caballo en sus piernas y sus rodillas, y de mala gana, regresó a casa”. Usa las sensaciones más allá de lo obvio: “El examen siguió por otra hora más. Para ese momento, su espalda le dolía justo por encima del cinturón, como si un pequeño demonio hubiera arado un surco a través de ella” d. OLOR: Se ha reportado que el olor es el sentido más ligado a la memoria. Es decir, que el olor puede atravesar el continuo del espacio-tiempo mejor que el sonido, la vista o los sentimientos. En los cambios de escena, el aire siempre huele diferente: “El plato de rollos de canela llenaba la habitación con cálidas especias y felicidad”. Sé conciso cuando lo necesites. Algunos aromas no son agradables de describir: “El detective pisó un charco agrio de vómito”; Explora lo inusual. Deja que las cosas que no parecen ser muy fragantes, sugieran olores. Por ejemplo: “Guácala –dijo Carolina- arrugando su nariz”. Ofrece un bouquet. Los aromas se pueden superponer así como los sonidos y los sabores: “De alguna manera, no había nada mejor que el aroma de una habitación llena de libros, la fragancia de cuero viejo con el pequeño toque de moho y el cálido aroma del café, arropaban la estancia”. Usa olores para sugerir estados de ánimo o premoniciones: “Tan pronto como Luis comenzó a hablar sobre la deuda de Carlos, olí una oportunidad”. O “Algo me huele mal con este trato”. e. SABOR: Es probablemente el sentido que cambie más en ficción. ¿Qué tan seguido están tus personajes comiendo y bebiendo, comparado con hablando y actuando? Para mejorar este sentido, muestra a tus personajes disfrutando o sufriendo los sabores del día: “Verano siempre ha sabido a sal y cotufas para mí”. Toma tu tiempo con los detalles: “Saboreó el gorgonzola, dejándolo derretirse en un cremoso, salado y picante cielo en su lengua”. Recuerda las cosas que no son comida de la vida: también existe el tabaco, el chicle, la crema dental y más. Los marcadores sensoriales pueden también desarrollar personajes. Por ejemplo, un personaje puede apreciar algo en detalle, demostrando sensibilidad. Puede ser adicta al arroz chino, necesitar sesiones de masaje para poder caminar, y así. Pero la joya de la corona de la descripción es cuando tus marcadores sensoriales sirven para hacer avanzar la trama de la historia. Los lectores aman a los escritores que llevan los mundos que tienen en la cabeza, a la vida, a través de las palabras. ¡Sigue adelante! OTROS LINKS QUE TE PUEDEN INTERESAR
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La mayor parte del tiempo, queremos balancear nuestras escenas usando tres elementos de la ficción: diálogo, acción y narrativa. Esta es la razón por la que queremos poner el personaje en la escena con otros personajes, tanto como sea posible. Las escenas que integran estos tres elementos, capturan al lector a un nivel emocional mucho más efectivo que aquellas escenas en donde solo hay diálogo, solo narrativa o solo acción. Pero no puedes pensar en eso cuando escribes tu primer borrador. En el momento de revisión, cuando leas la historia, podrás ver mejor cual escena está muy llena de diálogo, o por el contrario, mucha narrativa y le falta diálogo o acción. El balance perfecto tiene un ritmo que aprenderás a reconocer cuando lo leas. Saber cuando enfocarte en solo uno de estos elementos, es tan importante como aprender a integrarlos. Si quieres destacar un aspecto importante de tu personaje, o enfocarte en algo que está diciendo, no quieres la escena llena de distracciones de acción, o el ritmo lento por narrativa. Quieres cortar la acción y la narrativa para que tu personaje “hable”. Para que esto se vea más real, puedes insertar una variedad de acciones físicas que caen entre las líneas del diálogo. Por ejemplo: a. Usa expresiones faciales: Cuando un personaje levanta una ceja, fruñe el entrecejo, arruga la nariz, interrumpe el diálogo y envía una señal de cambio en el estado emocional del personaje. A medida que el diálogo progresa y la insatisfacción pasa a la rabia, el personaje puede morder su labio o endurecer su quijada. Sus ojos se pueden oscurecer, su rostro se puede enrojecer, sus fosas nasales se pueden abrir, y así. Las expresiones faciales son una excelente ayuda en la descripción de la emoción que atraviesa el personaje que habla. b. Habla con sus manos: Los personajes pueden señalar, apretar sus puños, golpear mesas, levantar sus manos en señal de rendición, cruzar sus brazos sobre su pecho, abanicarse con las manos, entre otros. c. Agrega movimiento: Tu personaje puede atravesar el salón o empujar una mesa para tomar distancia física y emocional de la conversación, un momento íntimo, o de otro personaje. Se puede acercar para ser más amenazante o íntimo. Si el personaje coloca un objeto entre él y la otra persona, es una clara indicación de que está bloqueando al otro personaje, emocional, física o intelectualmente, dependiendo de la escena. Apóyate en el movimiento para mejorar tu diálogo y tus lectores se sentirán más identificados y más atraídos a la lectura. Sin embargo, asegúrate de que tus acciones son consistentes con la personalidad del personaje y con la escena. Cada acción debe ser un reflejo de los objetivos y emociones del personaje, y de la escena. Aquí te presento seis herramientas del diálogo que te ayudarán a construir mejores escenas: 1. Fluye: lo que ya comentamos. Cuando escribes el primer borrador de tu novela, deja que fluya el diálogo, después lo pules. Pero primero, debes ponerlo en el papel. Esta técnica te permitirá escribir líneas que quizás no hubieras imaginado si lo piensas hacer perfecto desde la primera vez. 2. Actúalo: Puedes actuar tu diálogo, improvisando a medida que vas cambiando de personaje. Por ejemplo: puedes hacer una escena entre dos personajes en conflicto. Inicia el argumento de la pelea. Camina de aquí para allá, cambiando tu posición física real, lo que te dará tiempo de pensar la respuesta. Usa las voces de cada personaje. Vivir dentro de cada personaje, te dará la improvisación y la creatividad necesarias para escribir ese diálogo. 3. Aparta lo obvio: Uno de los errores más frecuentes que cometemos al inicio, es crear un diálogo que va y vine de “nada”. Cada línea responde a la anterior como si fuera un eco. Por ejemplo: - Hola María - Hola Silvia. - Es un hermoso vestido ese que tienes puesto - ¿Vestido? Dirás esta cosa vieja. - ¡Vieja! Pero si se ve como nueva - No es nueva, pero gracias por decirlo. O por ejemplo: - Hola María - Hola Silvia - ¿cómo estás? - Bien ¿y tú? - Muy bien gracias Y así puedes seguir un buen rato, escribiendo obviedades y saludos que no mueven la acción ni conducen a ninguna parte. Puedes simplemente eliminar y apartar lo obvio e ir directamente al grano: -Hola María. ¿Has visto a José? Esa simple oración, eleva la conversación y mueve la acción de la narración sin aburrir al lector con saludos. 4. Cultiva el silencio: Una variación del diálogo, es el silencio. A veces es la mejor opción en vez de una selección de palabras. Por ejemplo en su cuento corto “Colinas como elefantes blancos” de Hemingway, un hombre y una mujer están tomando unas cervezas en una estación de trenes en Madrid. El hombre dice: - ¿Tomamos otro trago? - De acuerdo. El cálido viento empujó la cortina contra la mesa. - La cerveza está buena y fresca –dijo el hombre. - Es riquísima –dijo la muchacha - Es realmente una operación sencillísima, Jig –dijo el hombre. –Realmente no es una operación en lo absoluto. La muchacha miró a la parte del suelo donde las patas de la mesa descansaban. - Yo sé que no te va a afectar, Jig. En realidad no es nada. Solo es para que entre el aire. La muchacha no dijo nada. En esta historia, el hombre está tratando de convencer a la chica de que tenga un aborto (una palabra que no aparece en el texto). Su silencio es reacción suficiente. Usando una combinación de silencio y acción, Hemingway va al punto a través de un corto intercambio. 5. Pule una gema: A todos nos ha pasado que nos levantamos y tenemos la respuesta perfecta de una conversación que ha tenido lugar la noche anterior. Nos hubiera gustado tener esa frase en el momento de la acción. Sin embargo tu personaje puede. Esta es la parte divertida de ser un escritor de ficción. Puedes pulir tu diamante en bruto cuando llega el momento de la edición. 6. Usa la confrontación: A muchos escritores nos cuesta introducir el “backstory” o la historia que precede a la acción actual. Una manera de dar esta información al lector que no sea el simple lanzamiento de la información, es usando el diálogo. Veamos un ejemplo: Juan Pérez era un doctor escapando de su terrible pasado. Había sido expulsado de su profesión por haber tenido mala praxis en una operación en la que estaba borracho, En vez de eso, construyamos un diálogo: - Yo sé quién eres -le dijo Carlos. - No sabes nada – le dijo Juan. - Eres ese doctor... - Si no te importa, yo... -Del Central. Mataste a esa mujer porque estabas borracho. Sí. Así fue. Y así puedes continuar. Es un método que le da peso a tu diálogo y aumenta el ritmo de la historia. No hay reglas únicas sobre la construcción de diálogos, pero pueden ser muy útiles cuando el ritmo de la historia está un poco lento y necesitas acelerarlo, cuando quieres contar algo sobre el pasado del personaje y cuando necesitas darle más realismo a una escena solitaria. ¡Sigue adelante! OTROS LINKS QUE TE PUEDEN INTERESARSi estás confundido sobre la diferencia entre tono y voz narrativos, es porque frecuentemente se usan de forma intercambiable para describir la manera en que escribes, pero no es lo mismo. Tienen diferentes efectos en la escritura, y conociendo estas diferencias puedes hacer llegar mejor tu mensaje a tus lectores. Así como hablamos, la voz es algo que llevas contigo, no importa el contexto. Puede ser aguda, grave, ronca, apagada. El tono en cambio, es cuando ajustas tu voz de acuerdo al mensaje que quieren enviar: Puedes estar molesto, tierno, asustado, sexy, etc. PORQUÉ TE DEBE IMPORTAR EL TONO Y LA VOZ: Estos dos elementos son centrales al escribir un libro y en la comunicación con tus lectores, quienes entenderán el mensaje de manera distinta depende de cómo lo digas. Por ejemplo, la voz en mi escritura es casual y sencilla. No tengo una voz demasiado formal ni escribo con florituras. Explico las cosas de una manera clara, concisa y directa. Pero si tuviera que escribir para una revista científica, usaría una voz más académica en vez de la casual que utilizo para escribir en este blog. VOZ NARRATIVA: Tu voz narrativa proyecta quien eres. Es la personalidad que le pones a tu escritura. Tu voz, ayuda al lector a entender quién eres. ¿Eres un amigo o un profesor? ¿Eres un novato o un experto? La voz es lo que los lectores “escuchan” en sus cabezas cuando leen. LA VOZ ES EL SONIDO DE LA HISTORIA Y por supuesto, la voz de la historia es la voz del narrador. Es por ello que debes enfocarte en la voz de cada narrador de tus historias. TIPOS DE VOZ: ¿Cómo escoger el tipo de voz de tu narrador? Más que todo, la elección de la voz está relacionada con tu elección del punto de vista. Si estás usando un narrador de primera persona, entonces la voz tendrá que complementar la personalidad de ese personaje en particular. Por ejemplo, en Matar a un Ruiseñor de Harper Lee, la voz, era la de una niña blanca sureña de los Estados Unidos de 8 años en 1960. No podía darle palabras de adulto, porque el vocabulario de una niña de 8 años es limitado, y si no lo hacía bien, el lector se sentiría estafado y confundido. Si tu punto de vista es de segunda o tercera persona, el sonido de la voz se verá afectado por la distancia emocional con la que el narrador cuenta la historia. a) Voz Conversacional: Es cuando el narrador tiene una conversación casual con el lector. Por ejemplo, en Las Aventuras de Huckleberry Finn, Mark Twain inicia así: “No sabes nada sobre mi si no has leído el libro que tiene por nombre Las Aventuras de Tom Sawyer; pero eso no tiene importancia. Este libro fue hecho por Mark Twain y él dijo principalmente la verdad...” La voz conversacional es casi siempre en la primera persona y utiliza patrones coloquiales en su redacción. b) Voz Informal: El narrador usa lenguaje casual, de todos los días, pero no es tan imbuido en la personalidad como la voz conversacional. Si estás trabajando en primera persona pero no quieres que la voz del narrador domine la historia, ésta es una buena elección. También es una buena elección si estás trabajando en segunda o tercera persona, pero requieres que suene mucho como a “escritor”. Es la más usada en la ficción contemporánea. Por ejemplo, en La Catedral de Raymond Carver utiliza en este párrafo una voz informal en primera persona que no es tan coloquial o conversacional, pero tampoco formal: “Recuerdo haber leído en algún lugar que los ciegos no fuman porque, según dicen, no pueden ver el humo que exhalan. Pensé que sabía al menos eso de los ciegos. Pero este ciego en particular fumaba el cigarrillo hasta el filtro y luego encendía otro”. c) Voz Formal: No tiene el mismo cotilleo o cualidades de contar historias de la voz conversacional o informal, sino que por el contrario, muestra un cierto desprendimiento de los personajes. Esta voz se consigue mayormente en el punto de vista de tercera persona, aunque si el narrador de primera persona tiene una personalidad formal, también le sirve a este narrador. Por ejemplo, Nick Carraway en el Gran Gatsby, es un narrador de primera persona con una voz formal. d) Voz Ceremonial: Una buena manera de estar en el marco mental para escribir con esta voz, es colocarte un traje o una toga e imaginar que eres el Rector de una Universidad y estás a punto de dar el discurso de grado. Podrías pensar que esta voz no se utiliza mucho en ficción, pero muchos escritores la han usado con gran efecto. Veamos por ejemplo este pasaje de Oliver Twist de Dickens: “El noveno cumpleaños de Oliver le halló flaco y pálido, un tanto pequeño de estatura para su edad, pero la naturaleza o la herencia le habían dotado de un noble corazón y un carácter fuerte, gracias a la poca comida del establecimiento; y quizás por esta circunstancia se le puede atribuir que nunca tuviera ningún noveno cumpleaños”. El narrador en este caso está tan apartado del sufrimiento del niño que hace un medio chiste sobre cuán vacío está su estómago. Pero es este mismo tono ceremonial el que le permite al lector absorber las dificultades de Oliver a lo largo de todo el libro. Y así como es raro encontrar una voz conversacional en tercera persona, es raro encontrar una voz ceremonial en primera persona. La ventaja de la voz ceremonial es que enlentece la lectura, dándole un sentido de gran ocasión e importancia a los que se cuenta. La desventaja es que le quita energía al relato. e) Otras Voces: La voz va a depender de la historia y el narrador que la cuente. Una voz puede ser tan lírica que puede parecer pura poesía. Otras voces pueden incluir palabras desconocidas, solo porque el lector ha creado un mundo y un alfabeto propios, como en Star Wars o El Señor de los Anillos. TONO NARRATIVO: El tono lo define Perrine como: “LA ACTITUD DEL NARRADOR HACIA EL SUJETO, AUDIENCIA O HACIA SI MISMO” EL TONO ES EL COLOR EMOCIONAL DE LA OBRA Se puede contar la misma historia de diferentes maneras. Por ejemplo: Si un joven va camino al trabajo en su bicicleta y lo ataca un perro, esto se puede contar de manera cómica, trágica, compasiva, burlona, etc. Entonces depende del tono que use el narrador en su libro, ubicaremos uno u otro. NO ES LO MISMO TONO QUE EMOCIÓN El tono, es la actitud del narrador a lo largo de toda la historia. La emoción se produce en una escena determinada. Yo puedo estar contando una historia cómica, pero en algún momento mi personaje puede estar triste, y eso será solo una escena emotiva del libro cómico. A grandes rasgos se pueden identificar tres actitudes principales del narrador: 1. El Autor de Rodillas: Es cuando el personaje principal es inferior a otros que reconoce como sus superiores. Ejemplo: Circe de Madeline Miller, obras épicas como el Mío Cid, La Ilíada, entre otros. 2. El Autor Sentado: Cuando el personaje principal trata a los demás personajes como sus iguales. Ejemplo: Rojo y Negro de Stendhal, Madame Bovary de Flaubert. 3. El Autor de Pie: En este caso los personajes a los que se refiere el actor principal, son inferiores. Ejemplo: El Buscón de Quevedo. A partir de estas tres actitudes principales, se manifiesta concretamente el tono específico que escoge un autor para narrar su obra, cuyas opciones son innumerables. A continuación incluyo una lista parcial de tonos, pero pueden ser muchos más: abatido, afligido, agresivo, alegre, amoroso, científico, cómico, deprimido, crítico, filosófico, misterioso, sarcástico, sensual, trágico, triste, etc. Tienes que definir tu voz y tono narrativos antes de iniciar a escribir tu novela para que de esa manera no haya incongruencias entre lo que estás narrando y el tono que utilices, y de esa manera el lector no se sienta confundido. ¡Sigue adelante! OTROS LINKS QUE TE PUEDEN INTERESARNosotros como seres humanos, solo podemos pensar, planear, soñar y sentir de lo que experimentamos directamente. Tal y como dice un dicho de mi tierra “nadie escarmienta en cabeza ajena”. Esto es porque la realidad está fijada en nuestro cerebro desde nuestro punto de vista y por eso es que para nosotros, la ficción, es fascinante. Nos deja experimentar el mundo dentro de la cabeza de otra persona. Esta es la definición del punto de vista: aquél a través de cuyos ojos vemos la acción, dentro de cuya cabeza estamos, de cuyos sentimientos experimentamos a medida que el personaje los siente. En este sentido, el punto de vista (POV) de un personaje o personajes, es crítico en nuestra historia. Determinará lo que decimos, cómo lo decimos y cómo sentimos las acciones que tomamos. Hay muchos puntos de vista disponibles. Cada uno tiene sus ventajas y desventajas. Revisemos los más usados. 1. PRIMERA PERSONA: La primera persona se refiere al narrador Yo, Nosotros, Mío, Nuestro, Nuestros. Es muchas veces, la voz del personaje heroico o del compañero. 2. SEGUNDA PERSONA: El narrador Tú, Ustedes. Este punto de vista es raramente exitoso y normalmente funciona mejor en libros cortos o novelas, por lo que es poco recomendado. 3. TERCERA PERSONA: Es el narrador Él, Ella, Ellos. Es el punto de vista más común en la ficción narrativa. Puede ser de omnisciencia limitada o ilimitada. a. Tercera persona de omnisciencia ilimitada: En este punto de vista, el autor entra en la mente de cualquier personaje y transporta al lector a cualquier acción o ambiente. b. Tercera persona omnisciente limitada: El autor entra en la mente de solo algunos personajes, usualmente uno por capítulo o escena. La escritura más efectiva, independientemente del punto de vista, permite que el lector vea a través de los ojos del personaje, en vez de los ojos del autor o del narrador omnisciente. Por ejemplo: a. Era alto, 1 metro con 90 centímetros, con una nariz que hacía juego a su altura, delgado y derecho. b. Miró el reflejo de su metro noventa de altura en la ventana de la panadería, estudió su delgadez, su rectitud, y la de su nariz, a juego con su contextura, y siguió adelante. De frente, decidió. Siempre muestra tu nariz de frente, nunca de lado. Esta manera de decir las cosas, muestra los mismos hechos sin darle un alto a tu historia como diciendo “Ok, voy a describir a alguien”. Vemos la reflexión a través de los ojos del personaje y no del teclado del escritor. Vemos acción, actual e implícita. Y además, conocemos algo del personaje: se preocupa por su nariz. Escribes tu mejor narración cuando los personajes de la historia hacen que pasen las cosas, y el lector se involucra más con lo escrito. Normalmente, el protagonista de nuestra historia, es también el personaje a través del cual manejamos el punto de vista. Pero no siempre es así. Por ejemplo en El Gran Gatsby, la historia es contada por Nick Carraway, quien está involucrado en la acción de la novela solo de manera periférica. Los verdaderos protagonistas son Gatsby y su amante Daisy Buchanan, particularmente Gatsby. Otro ejemplo es Las Aventuras del Capitán Alatriste, que narra las aventuras de este personaje español, pero desde el punto de vista de Íñigo Balboa, su ahijado, quien participa también de manera periférica en la historia. Pero ¿por qué separar tu personaje principal de tu personaje punto de vista?: principalmente porque tu personaje punto de vista puede seguir narrando la historia, aún después de que tu protagonista muera. También, tu protagonista puede mostrarse más enigmático si él no es el personaje punto de vista: por ejemplo no conocemos el pasado real de Gatsby hasta que muere y es revelado que inventó una forma de vida mucho más glamorosa que la que en verdad tenía. Esto no hubiera sido posible si él hubiese sido el personaje punto de vista, ya que lo hubiéramos sabido desde el inicio de la novela. Por último, los personajes puntos de vista pueden hacer observaciones sobre el personaje principal que ellos mismos no hubieran pensado. Por ejemplo Carraway ve a Buchanan como ligeramente descuidada y a Gatsby como idealista. Ellos mismos no se hubieran descrito de esa manera. Lo primero que debes preguntarte para saber cuál punto de vista utilizar es: ¿Mi protagonista y mi personaje punto de vista será el mismo? Si no es así, ¿hay una buena razón para esto? ¿ganaré más de lo que perderé? SELECCIÓN DEL PERSONAJE PUNTO DE VISTA Es una buena idea, antes de que empieces a escribir, que consideres todas las opciones para el personaje punto de vista. La primera opción que viene a la mente, puede no ser la mejor. Considera por ejemplo el libro de Harper Lee “Matar a un Ruiseñor”, el cual ocurre en el Estado de Alabama antes de la segunda guerra mundial. La trama principal discurre con el apresamiento de un hombre negro (Tom Robinson) por pegarle a una mujer blanca (hecho que él no cometió). Su abogado es el respetado blanco Atticus Finch, padre de dos niños. Finch identifica al verdadero culpable, quien se quiere vengar en los dos hijos del abogado. La historia es contada desde el punto de vista de la hija menor del abogado, Scout, de 8 años. Nadie puede saber si el punto de vista es mejor o peor que otro que haya seleccionado la autora, pero cumple con los criterios que se deben considerar para escoger un personaje punto de vista y que son: a. ¿Quién será herido por la acción?: Alguien que es fuertemente afectado emocionalmente por la situación, normalmente hace un buen personaje punto de vista. En este caso de análisis, Scout es la víctima de intento de asesinato y por lo tanto, está en peligro. Escoge para tu personaje punto de vista, un personaje con una gran participación en el resultado final, incluyendo el dolor si el resultado es negativo. Este criterio, incidentalmente, es el porqué los escritores de novelas detectivescas, trabajan duro en crear conexiones personales entre el asesino y el detective. Aumenta las posibilidades de dolor y por lo tanto, aumenta la tensión narrativa. b. ¿Quién puede estar presente al final?: En “Matar a un ruiseñor” está Scout. Y lo debe estar el personaje punto de vista, o de lo contrario se sentirá un distanciamiento al final del libro al ser contado de segunda mano por otro personaje. c. ¿Quién está en las mejores escenas?: Scout por ejemplo, se escabulle dentro de la corte para ver la defensa que hace su padre de Tom Robinson. El lector quiere estar presente, y también lo debe estar el personaje punto de vista. d. ¿Quién proveerá un panorama interesante de la historia?: Scout brinda a la novela de Lee un punto de vista inocente, fresco, una manera de mirar el racismo como ningún adulto lo haría. ¿Qué tipo de observaciones sobre la vida quieres tener en tu novela? ¿Quién es el personaje más adecuado para hacerlo? e. ¿Cuál cabeza estás más interesado en habitar durante la historia?: No subestimes este criterio. Es importante. DIFERENTES OJOS, DIFERENTE HISTORIA Cada vez que escoges un punto de vista diferente para tu historia, estarás escribiendo una historia diferente. Por ejemplo: La historia de la cenicienta es una contada desde su punto de vista, pero es otra contada desde el punto de vista de su madrastra, y otra distinta desde el punto de vista de sus hermanastras, o del príncipe. Ninguno de estos puntos de vista son inherentemente mejores o peores uno del otro. Todo depende de la versión de la historia que quieras contar. Pero si no consideras otros puntos de vista sino que vas directo con el primero que se te ocurrió, puedes estar dejando la historia sin algunas excelentes oportunidades de mejorar. ¿Cuántos puntos de vista están permitidos? No hay una sola respuesta a esto. Como regla general: UTILIZA LOS MENOS PUNTOS DE VISTA QUE PUEDAS PARA QUE AÚN PUEDAS CONTAR LA HISTORIA QUE DESEAS. La razón para esto ya lo hemos dicho: Estamos acostumbrados a experimentar la realidad desde cada punto de vista. Cada vez que cambiamos el punto de vista de un personaje a otro, el lector debe hacer un ajuste mental. Si hay muchos de ellos, la historia se siente fragmentada y poco real. Como tarea puedes hacer lo siguiente: a. Explora las posibilidades de los puntos de vista: Escoge una historia que conozcas bien. Una tuya o de alguien más. Escribe cinco o seis personajes principales de la historia. Ahora trata de imaginar la historia como si fuera escrita por el punto de vista de un personaje diferente al que el autor escogió. ¿Se siente muy diferente la historia? ¿Se enfatizan más unas escenas que otras? ¿Cambia el sentido de la historia? b. Piensa como un personaje punto de vista: Considera tu novela favorita de todos los tiempos y escoge tu personaje favorito de allí. Escribe una carta desde el punto de vista de este personaje, a otro personaje de la novela. La carta debe estar fechada después de que la novela ha finalizado. ¿Cómo es la vida del personaje ahora? ¿Cómo se siente sobre su propia historia? Como ves, escoger un punto de vista u otro, cambiará el sentido de la historia que escribes y la condicionará de principio a fin. ¡Sigue adelante! OTROS LINKS QUE TE PUEDEN INTERESAR |
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