La mayor parte del tiempo, queremos balancear nuestras escenas usando tres elementos de la ficción: diálogo, acción y narrativa. Esta es la razón por la que queremos poner el personaje en la escena con otros personajes, tanto como sea posible. Las escenas que integran estos tres elementos, capturan al lector a un nivel emocional mucho más efectivo que aquellas escenas en donde solo hay diálogo, solo narrativa o solo acción. Pero no puedes pensar en eso cuando escribes tu primer borrador. En el momento de revisión, cuando leas la historia, podrás ver mejor cual escena está muy llena de diálogo, o por el contrario, mucha narrativa y le falta diálogo o acción. El balance perfecto tiene un ritmo que aprenderás a reconocer cuando lo leas. Saber cuando enfocarte en solo uno de estos elementos, es tan importante como aprender a integrarlos. Si quieres destacar un aspecto importante de tu personaje, o enfocarte en algo que está diciendo, no quieres la escena llena de distracciones de acción, o el ritmo lento por narrativa. Quieres cortar la acción y la narrativa para que tu personaje “hable”. Para que esto se vea más real, puedes insertar una variedad de acciones físicas que caen entre las líneas del diálogo. Por ejemplo: a. Usa expresiones faciales: Cuando un personaje levanta una ceja, fruñe el entrecejo, arruga la nariz, interrumpe el diálogo y envía una señal de cambio en el estado emocional del personaje. A medida que el diálogo progresa y la insatisfacción pasa a la rabia, el personaje puede morder su labio o endurecer su quijada. Sus ojos se pueden oscurecer, su rostro se puede enrojecer, sus fosas nasales se pueden abrir, y así. Las expresiones faciales son una excelente ayuda en la descripción de la emoción que atraviesa el personaje que habla. b. Habla con sus manos: Los personajes pueden señalar, apretar sus puños, golpear mesas, levantar sus manos en señal de rendición, cruzar sus brazos sobre su pecho, abanicarse con las manos, entre otros. c. Agrega movimiento: Tu personaje puede atravesar el salón o empujar una mesa para tomar distancia física y emocional de la conversación, un momento íntimo, o de otro personaje. Se puede acercar para ser más amenazante o íntimo. Si el personaje coloca un objeto entre él y la otra persona, es una clara indicación de que está bloqueando al otro personaje, emocional, física o intelectualmente, dependiendo de la escena. Apóyate en el movimiento para mejorar tu diálogo y tus lectores se sentirán más identificados y más atraídos a la lectura. Sin embargo, asegúrate de que tus acciones son consistentes con la personalidad del personaje y con la escena. Cada acción debe ser un reflejo de los objetivos y emociones del personaje, y de la escena. Aquí te presento seis herramientas del diálogo que te ayudarán a construir mejores escenas: 1. Fluye: lo que ya comentamos. Cuando escribes el primer borrador de tu novela, deja que fluya el diálogo, después lo pules. Pero primero, debes ponerlo en el papel. Esta técnica te permitirá escribir líneas que quizás no hubieras imaginado si lo piensas hacer perfecto desde la primera vez. 2. Actúalo: Puedes actuar tu diálogo, improvisando a medida que vas cambiando de personaje. Por ejemplo: puedes hacer una escena entre dos personajes en conflicto. Inicia el argumento de la pelea. Camina de aquí para allá, cambiando tu posición física real, lo que te dará tiempo de pensar la respuesta. Usa las voces de cada personaje. Vivir dentro de cada personaje, te dará la improvisación y la creatividad necesarias para escribir ese diálogo. 3. Aparta lo obvio: Uno de los errores más frecuentes que cometemos al inicio, es crear un diálogo que va y vine de “nada”. Cada línea responde a la anterior como si fuera un eco. Por ejemplo: - Hola María - Hola Silvia. - Es un hermoso vestido ese que tienes puesto - ¿Vestido? Dirás esta cosa vieja. - ¡Vieja! Pero si se ve como nueva - No es nueva, pero gracias por decirlo. O por ejemplo: - Hola María - Hola Silvia - ¿cómo estás? - Bien ¿y tú? - Muy bien gracias Y así puedes seguir un buen rato, escribiendo obviedades y saludos que no mueven la acción ni conducen a ninguna parte. Puedes simplemente eliminar y apartar lo obvio e ir directamente al grano: -Hola María. ¿Has visto a José? Esa simple oración, eleva la conversación y mueve la acción de la narración sin aburrir al lector con saludos. 4. Cultiva el silencio: Una variación del diálogo, es el silencio. A veces es la mejor opción en vez de una selección de palabras. Por ejemplo en su cuento corto “Colinas como elefantes blancos” de Hemingway, un hombre y una mujer están tomando unas cervezas en una estación de trenes en Madrid. El hombre dice: - ¿Tomamos otro trago? - De acuerdo. El cálido viento empujó la cortina contra la mesa. - La cerveza está buena y fresca –dijo el hombre. - Es riquísima –dijo la muchacha - Es realmente una operación sencillísima, Jig –dijo el hombre. –Realmente no es una operación en lo absoluto. La muchacha miró a la parte del suelo donde las patas de la mesa descansaban. - Yo sé que no te va a afectar, Jig. En realidad no es nada. Solo es para que entre el aire. La muchacha no dijo nada. En esta historia, el hombre está tratando de convencer a la chica de que tenga un aborto (una palabra que no aparece en el texto). Su silencio es reacción suficiente. Usando una combinación de silencio y acción, Hemingway va al punto a través de un corto intercambio. 5. Pule una gema: A todos nos ha pasado que nos levantamos y tenemos la respuesta perfecta de una conversación que ha tenido lugar la noche anterior. Nos hubiera gustado tener esa frase en el momento de la acción. Sin embargo tu personaje puede. Esta es la parte divertida de ser un escritor de ficción. Puedes pulir tu diamante en bruto cuando llega el momento de la edición. 6. Usa la confrontación: A muchos escritores nos cuesta introducir el “backstory” o la historia que precede a la acción actual. Una manera de dar esta información al lector que no sea el simple lanzamiento de la información, es usando el diálogo. Veamos un ejemplo: Juan Pérez era un doctor escapando de su terrible pasado. Había sido expulsado de su profesión por haber tenido mala praxis en una operación en la que estaba borracho, En vez de eso, construyamos un diálogo: - Yo sé quién eres -le dijo Carlos. - No sabes nada – le dijo Juan. - Eres ese doctor... - Si no te importa, yo... -Del Central. Mataste a esa mujer porque estabas borracho. Sí. Así fue. Y así puedes continuar. Es un método que le da peso a tu diálogo y aumenta el ritmo de la historia. No hay reglas únicas sobre la construcción de diálogos, pero pueden ser muy útiles cuando el ritmo de la historia está un poco lento y necesitas acelerarlo, cuando quieres contar algo sobre el pasado del personaje y cuando necesitas darle más realismo a una escena solitaria. ¡Sigue adelante! OTROS LINKS QUE TE PUEDEN INTERESAR
2 Comentarios
Irma Bonilla Bonilla
23/4/2021 09:00:57 pm
Quiero consejo para poder escribir mi historia Irma Bonilla Bonilla 27 de agosto de 1968
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Adlyz Caliman
6/11/2022 03:25:57 pm
Hola Irma. Disculpa la tardanza en contestar pero estuve apartada del blog por problemas familiares.
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